La protesta, que contó con unas 300 personas, se sumó a las manifestaciones mundiales que se llevaron a cabo esta semana para difundir la campaña #SaveKessab, mientras que los manifestantes prometieron volver "en 20 días" para conmemorar, como todos los 24 de abril, un nuevo aniversario del genocidio armenio.
"La división en Siria entre rebeldes y defensores del gobierno es tajante, como las posiciones de los actores mundiales y regionales: Qatar, Turquía y Arabia contribuyen activamente en la desestabilización y el caos. Todos hacen primar sus intereses en desmedro de la población civil que es víctima y rehén del conflicto", denunciaron los jóvenes de la organización Unión Juventud Armenia, organizadores de la marcha.
"Turquía no pudo ocultar al millón y medio de mártires armenios y hoy no puede ocultar que es un Estado genocida y terrorista. La situación de los armenios y otras minorías cristianas en Siria es grave desde el inicio del conflicto, pero la injerencia de un Estado como Turquía, promoviendo el odio y los ataques a civiles, no hace más que evocar un pasado que para nosotros es parte del presente", agregaron.
Durante el ataque de marzo, grupos armados cruzaron por la frontera turca y asaltaron a la población de Kessab, dejando un saldo de unas 670 familias refugiadas y un número aún sin identificar de rehenes, sumado al saqueo de viviendas y negocios. En la incursión militar, el gobierno de Turquía otorgó ayuda militar a los grupos armados y derribó un avión sirio que se defendía el territorio. Días antes de la protesta, distintos referentes de la comunidad en argentina se manifestaron en contra de la complicidad turca en los ataques.
