301 mineros muertos sobre un total de 707 que trabajaban en el lugar, fue el trágico saldo del accidente de la mina de Soma en Turquía el pasado martes 13 de mayo. Hubo varias denuncias contra Soma Holding, la empresa que tenía la concesión para explotar la mina, y por el momento detuvieron a 24 ingenieros y responsables de la compañía, a pesar de la insistencia de los funcionarios del gobierno que aseguraron que fue un accidente y no se trató de un caso de negligencia.
Luego de la tragedia, surgieron protestas a lo largo del país acusando a los empresarios de ignorar la seguridad de los trabajadores para abaratar costos y criticando al gobierno turco por no tener ningún tipo de control al respecto. Durante la semana, la policía encarceló y reprimió violentamente a los manifestantes con gases lacrimógenos y cañones de agua, de la misma forma que lo hizo durante las movilizaciones por Plaza Taksim en 2013 y en las protestas de principios de año contra la corrupción evidenciada del gobierno de Erdogan.
Las manifestaciones se intensificaron cuando el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dio un discurso al día siguiente de la tragedia, en el que minimizó y justificó el hecho al enumerar tragedias mineras a lo largo de la historia en diferentes países y argumentar que "este tipo de accidentes ocurren todo el tiempo".
En esa visita a Soma, donde fue abucheado por la multitud, Erdogan reaccionó entrando a un supermercado a buscar a uno de los manifestantes al grito de "vení y abucheame en la cara" y golpeando a Taner Kurucan, un ciudadano que no se estaba manifestando sino que simplemente estaba dentro del negocio. Además, Erdogan insultó a Kurucan gritándole "¿por qué estás huyendo, especie de esperma de Israel?". El video de la agresión se dio a conocer y causó gran conmoción y críticas a lo largo del país, ya que Kurucan también fue atacado por los guardaespaldas del Primer Ministro, quienes se llevaron las grabaciones de la cámara de seguridad del local. En otro incidente con los manifestantes, se dio a conocer otro video donde Erdogan justificó el accidente diciendo que fue "providencia de Dios" y advirtiendo que "si abuchean al Primer Ministro de este país, van a recibir una bofetada".
Además de las agresiones de Erdogan, uno de sus asesores, Yusuf Yerkel, pateó a un manifestante, que era familiar de una de las víctimas, mientras se encontraba en el suelo, y posteriormente justificó su accionar alegando que había sufrido "provocaciones, ataques e insultos" a lo largo del día.
Federico Waneskahian, del Consejo Causa Armenia de Uruguay, opinó en su blog sobre el estilo de Erdogan, que "todos los intentos de sus aliados occidentales de presentarlo como el líder islamista-moderado-modelo-para-la-región, han naufragado en los mares de la soberbia y la brutalidad del primer ministro de Turquía" ya que "su carácter intempestivo y autoritario son una combinación letal para su imagen y una prolífica fuente de escándalos: la prohibición de twitter para evitar la difusión de las escuchas telefónicas que lo implican en casos de corrupción, su abandono a los gritos de un debate junto a Simón Peres sobre la paz en Medio Oriente en el World Economic Forum de Davos, o la amenaza de deportar a los armenios que viven en Turquía, son sólo algunos ejemplos".
Más adelante destaca en su artículo que el Primer Ministro "carga en su prontuario con las matanzas 'accidentales' de kurdos durante su gobierno, una intervención desestabilizadora que ha inflamado aún más el infierno que vive la vecina Siria, y el dudoso honor de liderar las estadísticas mundiales de periodistas encarcelados".
"Sin lugar a dudas, Erdogan, tiene la fibra que todo tirano debe tener para triunfar en Turquía, y ha evidenciado sus aspiraciones de ocupar su lugar en la tradición otomana de gobernantes sanguinarios obsesionados con agradar a Occidente", concluye Waneskahaian desde su blog.