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Según los primeros informes, unos tres mil kurdos del Partido de la Unión Democrática se encontraban luchando contra diez mil combatientes del Estado Islámico, "empeñados en establecer un califato que se expanda desde Siria a Irak", mientras se denuncia la complicidad de Turquía con el ISIS, quien no permite que lleguen refuerzos para los kurdos desde la frontera turca. "El ataque y eventual caída de Kobani es un mensaje del ISIS y de Turquía hacia los kurdos y el gobierno de Siria", opina Mario Nalpatian, vicepresidente de la Internacional Socialista y miembro del Consejo Nacional Armenio Mundial, al ser consultado por Prensa Armenia.
"El ISIS avanza sobre los territorios controlados por los kurdos despejando el camino a Turquía, que con esto logra ocupar el norte de Siria, uno de sus objetivos, y neutraliza la posibilidad de que la autonomía kurda se extienda a Turquía con los kurdos de allí, otro de sus objetivos, y en tándem con el ISIS, a quien alentó y acompañó todo este tiempo, comienzan a desmembrar a Siria", explica Nalpatian. "Turquía es parte del problema y no de la solución", concluye.
El 6 de octubre, unos mil residentes de la ciudad de Suruc trataron de ir a Kobani a apoyar a los combatientes kurdos, pero fueron detenidos por las fuerzas de seguridad turcas.
Se cree que hay alrededor de 160.000 evacuados desde Kobani, dejando la ciudad casi vacía. A horas de conocerse esta información, comenzaron campañas de difusión con el hashtag #SaveKobani, con fuertes denuncias a Arabia Saudita, Qatar y, especialmente, a Turquía, por dar apoyo financiero y logístico al ISIS.
Hay también denuncias de camiones cargados de petróleo crudo que van hacia los mercados negros de Turquía, con el objetivo de financiar a los yihadistas, mientras que también hay testimonios de combatientes del ISIS entrando por las fronteras de Turquía.