 |
| De izq. a der.: Intérprete, Bako Sahakyan (Presidente de Karabaj) y Marcelo Cantelmi |
"Es lamentable que el autor de la nota 'Viaje a Nagorno Karabaj, el país que nadie reconoce', publicada el 25 de abril en este diario haya visitado nuevamente de manera ilegal los territorios ocupados, violando una vez más las leyes de mi país y el derecho internacional", reza la carta del embajador azerí, Mammad Ahmadzada, publicada por Clarín, a raíz de una serie de notas que realizó Cantelmi en Karabaj.
"En ninguno de mis viajes a Nagorno ingresé a esos territorios de manera ilegal", replicó el periodista. "Por el contrario, hice mi visado en el puesto fronterizo de Agavno, donde aboné los aranceles respectivos. Mi pasaporte además fue presentado a la Cancillería de Nagorno en Stepanakerth. Ese es el trámite hoy para ingresar a Nagorno Karabaj", agregó Cantelmi. "Los periodistas debemos poder llegar en libertad a los sitios donde suceden los hechos sin presiones ni represalias por cumplir con nuestra tarea", finalizó, en relación con la decisión hace algunos años del gobierno azerí de ponerlo en una lista de personas no gratas ("blacklist") que tenían prohibida la entrada al país. Cantelmi, en ese momento, había dicho que se trataba de "un gesto de barbarie" y "una animalada discriminatoria que de un modo brutal pretende, como han hecho históricamente tiranos y dictadores, sancionar opiniones y actitudes divergentes con lo que esta gente cree que es una verdad intocable".
"Debemos señalar que nuestro desacuerdo con el accionar del Sr. Cantelmi se refiere al modo ilegal del ingreso a los territorios de mi país, y no a la libertad de su trabajo periodístico, aunque no compartamos sus posiciones", respondió la embajada azerí en un nuevo comunicado.
El gobierno de Azerbaiyán tiene un amplio historial de persecución al periodismo, y, en los últimos tiempos, al periodismo argentino. En marzo, la agencia de noticias estatal Télam eliminó de su sitio web la nota "Nagorno Karabaj, radiografía de una república reconocida en el Cáucaso" por pedido del gobierno de Azerbaiyán, luego de que la Cancillería azerí pusiera a María Laura Carpineta, la periodista que escribió la nota, en una lista negra y publicara sus datos en medios oficiales del país a modo de "escrache".
La periodista de Télam es una de las cronistas que viajaron a Armenia en el marco del centenario del Genocidio Armenio. Los representantes de los medios argentinos también visitaron Nagorno Karabaj, territorio cuya frontera se encuentra en un cese del fuego, pocas veces respetado por el ejército azerí.
Según la agencia estatal Azertag, la Cancillería de Azerbaiyán incluyó al periodista de Télam en una "lista de personas indeseables" y pidió a la agencia argentina, a través de la embajada en el país, que censure la nota, a pesar de que contenía datos imparciales y se hacía eco tanto de la postura armenia como de la postura azerí. De acuerdo a la información de Azertag, Télam accedió al pedido, pidió disculpas y borró la nota, que aún se puede encontrar en los buscadores web.
Días después, la diplomacia azerí anunció que habían sacado al editor de Internacionales de Tiempo Argentino, Luis Faraoni, quien también viajó a Karabaj, de la lista negra de su Cancillería luego de que expresara "su respeto a la soberanía, la integridad territorial y la inviolabilidad de las fronteras internacionalmente reconocidas de la República de Azerbaiyán", según anunció la embajada. El periodista de Perfil, Santiago Farrell, también fue otro de los que ahora integran la lista de personas no gratas por haber visitado Karabaj.
En marzo, dos organismos internacionales de derechos humanos emitieron informes con fuertes críticas al gobierno azerí. La organización Human Rights Watch dedicó un informe completo con historias de una gran cantidad de activistas y defensores de los derechos humanos detenidos por el gobierno del presidente Ilham Aliyev, mientras que se denunció que "en el último año, las autoridades azerbaiyanas apelaron a una variedad de imputaciones penales falsas, como tenencia de narcóticos y armas, evasión fiscal, gamberrismo, instigación e incluso traición a la patria, con el fin de detener o encarcelar al menos a 35 defensores de derechos humanos, activistas políticos y civiles, periodistas y blogueros".
Además, Amnistía Internacional denunció que "las amenazas, la violencia física y el encarcelamiento de los críticos al gobierno se convirtieron en el sello distintivo del régimen de Azerbaiyán" en su extenso informe titulado "Culpables de defender los derechos: los defensores de derechos humanos y activistas en Azerbaiyán tras las rejas". La reconocida organización encontró "un patrón de hostigamiento intensificado e intimidación de activistas, periodistas y defensores de los derechos humanos por parte de las autoridades de Azerbaiyán en los últimos años" y acusó a los líderes azeríes de llevar a cabo un intento de "promocionar a Azerbaiyán internacionalmente como un país próspero, libre y diverso, especialmente a través de campañas de publicidad y ostentosos eventos deportivos o culturales, como un país próspero, libre y diverso".
Nagorno Karabaj es una región históricamente poblada por armenios, pero que fue entregada a Azerbaiyán por la Unión Soviética en 1921. En 1988 la población de Karabaj pidió separarse de Azerbaiyán, lo que desembocó en masacres y persecuciones a armenios y luego en una guerra que se extendió hasta 1994, cuando el ejército de Nagorno Karabaj venció al ejército azerí. En 1994 se acordó un régimen de alto el fuego firmado por representantes de las Repúblicas de Armenia, Nagorno Karabaj y Azerbaiyán, acuerdo que es permanentemente violado por este último. En 1991 se fundó la República de Nagorno Karabaj mediante un referéndum, se inició el proceso de independencia y logró constituirse como una República con todas las instituciones democráticas de un Estado de derecho, que pelea por su reconocimiento internacional.
